Devocional Monte de Dios, por la Pastora Montserrat Bogaert
Por eso, ya no vivan ni sean
como antes, cuando los malos deseos dirigían su manera de vivir. Efesios 4: 22
Estamos acostumbrados a actuar
impulsivamente, dejándonos arrastrar por las circunstancias, respondiendo de la
manera en que todo el mundo lo hace. Pero nosotros no somos como los demás;
debemos marcar una diferencia, ya que nuestro hombre viejo ha de morir.
Esto se logra
concientizándonos de que nuestra vieja naturaleza está obrando y no permite que
la nueva naturaleza se manifieste, lo cual es tan importante como la salvación,
ya que nada ganamos con ser salvos si no somos transformados.
¿De qué nos vale ser
cristianos, si nuestra vida no refleja el cambio? Esto no es una opción, es una
necesidad, ya que cuando dejamos al viejo hombre las evidencias hablan por sí
solas. Estas son de testimonio para muchos que nos conocían antes de haber entregado
nuestra vida al Señor.
Reconocer que hay áreas que
nos dominan es muy importante, ya que este es el primer paso; lo segundo es que
tenemos que renunciar a cada una de ellas; y lo tercero es arrancarlas para que
no tengan más poder.
Esto conlleva tiempo,
esfuerzo, paciencia y la decisión absoluta de cambiar a una nueva vida. Con la
ayuda del Espíritu Santo lo lograremos, y lo que éramos no será ni sombra de lo
que seremos.
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Bendiciones