Quién podrá defendernos


 Articulo de Opinión: escrito por Wendy Carrasco 

Realmente, sólo los padres dominan el arte de educar mal a los hijos. Enrique Jardiel Poncela, escritor español.

Recuerdo que siendo muy pequeña asistía a una escuelita de un sector populoso de la Capital, y tenía que atravesar un callejón hasta llegar a un patio donde habitaban varias familias. Ahí, en un diminuto espacio ocupaba mi entrañable butaca, rústica, pero firme. Mi escuelita carecía de todo, menos de respeto mutuo, amor y otros valores. Fue donde plasmé mis primeros garabatos.

Siempre mis padres me hablaban del respeto que se le debía tener a un maestro, y a quien debíamos, incluso, tratar a semejanzas de nuestros padres, ya que la figura de un docente era venerada y exaltada, no solo por sus estudiantes, sino por toda la comunidad.

Es escalofriante, grumoso y hasta peligroso lo que está sucediendo en el país con relación al tema docente-alumno, porque al parecer muchas de las normativas de Educación apuntan hacia el fusilamiento y exterminación del maestro en cuanto al respeto y la dignidad de un profesional que interviene directamente durante el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Basta con permanecer unos minutos en un aula de cualquier centro escolar del país, y observar el comportamiento de muchos de los estudiantes: La forma poco delicada que se refieren a los maestros, por cualquier razón lanzan groserías, miradas indiferentes, amenazas, y hay hasta quienes cometen actos delictivos y vandálicos en contra del maestro. Y yo pregunto. ¿Quién podrá defendernos? Ya que al parecer nuestras autoridades se hacen de la “vista gorda” ante esta funesta realidad.

Dónde radica la problemática. A quién culpamos de tanta violencia y desigualdad entre alumnos y maestros. Porque si bien es cierto, que ni los cinco dedos de una mano son iguales, tampoco los maestros somos perfectos. Pero no es verdad, salvo excepciones, que niños y jóvenes malcriados, consentidos, faltas de valores y respeto hacia los adultos, son los que van a dirigir a los profesionales de la educación dominicana.

Los maestros nos sentimos desprotegidos, asustados en las aulas, debido a la fuerza “mal dirigida” que de manera directa o indirecta les han otorgado nuestras autoridades y la familia al alumnado. La Asociación Dominicana de Profesores (ADP) se ha dejado consumir del sistema… “El último de los mohicano”  Así se podría llamar la película.

Hago un llamado al Ministerio de Educación para que elabore un plan estratégico que incluya políticas de protección al profesorado, en todo el sentido de la palabra, salud física y emocional, estabilidad económica, seguridad y vivienda, y que al llegar los días “25” de cada mes, no esté la incertidumbre si se va a cobrar o no, porque un desconocedor del sistema de nómina movió una tecla de manera involuntaria y te sacó. O que solamente vas a cobrar una tanda porque de manera inexplicable la otra tanda se borró del sistema.

Finalmente, que Educación no solo se enfoque en enviar equipos de técnicos a verificar si el maestro está asistiendo o no al centro educativo, o si está al día o no con su registro de grado y planificación. Sino que también el maestro se sienta respetado y digno de la profesión que escogió en cualquier escuela por más recóndita que esté.




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