Escrito
por Senabri Silvestre
Luchar por el bienestar propio
y de la familia, casi a toda costa, es válido, pero se debe tener cuidado de no
optar por el retroceso ni caer en situaciones atenuantes que luego se
conviertan en un problema mayor que la situación que obligó a llegar a ese estado.
Y es que, en momentos de
incertidumbre, dolor y temor, como el que provoca la crisis actual, es más
fácil mirar el tiempo pasado, ya que, como dice Gabriel García Márquez, “la
memoria del corazón elimina los malos recuerdos y magnifica los buenos”.
Basta con recordar la historia
de los Israelistas, a quienes la Biblia relata como Dios los sacó con grandes
obras de poder y milagros de Egipto, donde eran esclavizados y sometidos a
crueldad. Sin embargo, al comenzar a sufrir las inclemencias del desierto y las
privaciones que enfrentaban, ellos comenzaron a desear volver al lugar de cual
salieron huyendo.
“! Quién nos diera a comer
carne! Nos acordamos del pescado que comíamos en Egipto de balde, de los
pepinos, los melones, los puerros, las cebollas y los ajos; y ahora nuestra
alma se seca; pues nada sino estos manás ven nuestros ojos”, decían los
israelitas y los extranjeros que los acompañaban”, gritaban ellos según el
libro de Números 11:4-6.
Al igual que los israelistas,
hoy son muchos los que han decido regresar a su vida del pasado, lejos de Dios,
con personas que le dieron más aflicciones que placeres, e involucrarse en
actividades que dejan más problemas que beneficios, para conseguir favores que
en el presente se hacen escasos.
Ellos sólo se acuerdan de la
bonanza, pero no de las aflicciones ni de los sufrimientos. Pero si estás
pensando en retroceder, trata de salir con tiempo. Recuerda las razones por las
cuáles huiste de ese estado.
No vuelvas al lugar donde te
maltrataron, donde no te valoraron, o tuviste problemas.
Egipto (tu lugar de
sufrimiento del pasado) no ha cambiado, las leyes no han variado, de hecho, los
maltratadores siguen ahí y de seguro están ansiosos de que regreses para
seguirte oprimiendo. Entonces, ¿por qué quieres volver a Egipto?.
En vez de regresar a tu lugar
de tormento, escoge a Dios como tu guía y sigue remando con destino a tu meta.
“El Señor irá delante de ti; él estará contigo, no te dejará ni te desamparará;
así que no temas ni te acobardes”, Deuteronomio 31:8.
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